Os invito a aventuraros conmigo en la búsqueda de un punto de vista para fotografiar.
Salí una mañana temprano a pasear por las alturas de los Alpes franceses y fotografiarlos. Investigando con un teleobjetivo,
me llamó la atención una línea montañosa muy potente que había enfrente, y que conducía a la cima del monte Charvín.
Me imaginé la posibilidad de capturar la arista cargada de nieve, nubosidad y vegetación hasta el borde. Y me dije...
¡qué cojones! tengo que ir allí.
Una mañana, partí de madrugada con una previsión meteorológica de lo más interesante, muchas nubes y pocas precipitaciones.
Aquí el mapa con la salida planeada.
La cara por la que ascendí estaba cubierta de nieblas y con más de un metro de nieve. Pero con ganas y un buen desayuno, la fui remontando poco a poco.
Llegando al borde se fueron abriendo claros y hacia las 7:30, asomé el morro por aquella terraza al vacío y... ¡comenzó el espectáculo!
Disfruté muchísimo y me volví con una preciosa sensación de sacrificio correspondido y esta captura como colofón.